Antonio Burgueño

“Sujeciones físicas y farmacológicas”


Desde el Programa que dirijo he aprendido que es posible cuidar a personas mayores, también a las personas con demencia, sin utilizar sujeciones. Hace 10 años comenzaron a surgir centros libres de sujeciones en España, y comencé a preguntarme por qué, siendo posible, no se erradica esa práctica de la rutina asistencial.

La aplicación de sujeciones, según las circunstancias, puede suponer un trato inhumano o degradante, y/o una limitación de la libertad física y moral, o ir en contra de los principios de dignidad humana y libre desarrollo de la personalidad, aspectos protegidos por las convenciones internacionales de derechos humanos, y derechos de las personas mayores. Además, sobre la base de la información científica existente, las sujeciones se pueden considerar procedimientos que pueden suponer riesgos o inconvenientes de notoria y previsible repercusión negativa sobre la salud del paciente.

Las sujeciones se utilizan especialmente con personas vulnerables, como lo son las personas de edad avanzada con ciertas enfermedades o procesos patológicos, o personas con problemas mentales.

Encuestas a profesionales muestran que las razones que se dan para utilizarlas son, en primer lugar, el riesgo de caídas en mas de un 75 % de los casos, seguida porque los familiares lo solicitan, y mas raramente para mantener dispositivos médicos, como sondas o catéteres, sin embargo, las entrevistas directas permiten ver que muchos son los profesionales que las utilizan por miedo a consecuencias legales por lo que les pase a las personas a las que están cuidando. Cuando se examinan a las personas sometidas a sujeciones se pone en evidencia que se les considera personas con riesgo de caídas y difíciles de controlar (normalmente personas con demencia y problemas de conducta).

Pero hay factores culturales y de actitudes que influyen en el uso de sujeciones de forma más determinante, lo que se pone en evidencia cuando se analizan las diferencias de uso entre centros, entre comunidades autónomas, y entre países. Esas comparaciones ponen en evidencia que España ocupa el número uno del ranking mundial aplicando sujeciones, entre los países que publican datos, y nosotros hemos comparado centros españoles, que van de las cero sujeciones a tener atados a más del 40% de sus residentes, siendo las personas que atienden de las mismas características.

Es prioritario que todos los países que se preocupen por el uso de sujeciones, aporten datos de su prevalencia

El Programa Desatar busca erradicar el uso de sujeciones por conveniencia o disciplina con personas mayores en general y personas con demencia en particular. En el cuadro pueden verse las definiciones de sujeción que utilizamos.   

Sujeción FÍSICA: Limitación de la libertad de movimientos de una persona, o su actividad física, o el normal acceso a cualquier parte de su cuerpo, con cualquier método físico aplicado sobre ella, o adyacente a ella, del que no puede liberarse con facilidad.   Sujeción FARMACOLÓGICA: Un medicamento que se utiliza para controlar el comportamiento o restringir la libertad del paciente y que no es un tratamiento estándar para la condición médica que presenta.

Sin evidencias científicas sobre posibles beneficios de las sujeciones, es importante aclarar para el ciudadano de a pie que las sujeciones no previenen, no curan, no ayudan a un diagnóstico, no son terapéuticas, quitan capacidad, y son causa de graves complicaciones.

Prevenir caídas con sujeciones es desproporcionado y un disparate científico. Hoy día ya no se defiende en ningún país desarrollado que se utilicen sujeciones en los casos típicos de personas con riesgo de caídas.

La existencia de más de 100 centros libres de sujeciones en España nos enseña que lograr erradicar esa práctica es posible.

La libertad es terapéutica, de modo que evitar sujeciones hace más probable lograr un mayor grado de bienestar, y una mayor autonomía física, mental y psicosocial, e incluso una más rápida curación o mejoría. Las personas sometidas a algún tipo de sujeción se enfrentan a una pérdida de autonomía, dignidad y autoestima.

Ya desde los años 90 se incluyó el uso de sujeciones como un indicador de calidad asistencial en si mismo en los EE. UU. Mas adelante, las políticas de racionalización de su uso han puesto de manifiesto que el no uso es un “estándar de oro” de calidad. El Programa Desatar ha comprobado que es así.


Columna de Opinión Antonio Burgueño - Fundación Derechos Mayores
Dr. Antonio A. Burgueño
Director del Programa Desatar
Perteneciente a la comisión de Salud de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores CEOMA