Diego Bernardini
“Volvernos una persona mayor en tiempos de COVID-19”
El paso del tiempo y sus efectos en las personas siempre fue uno de los misterios de la vida, en especial en los tiempos actuales donde la juventud esta sobrevaluada. La búsqueda de teorías que pudieran explicarlo se remonta a tiempos ancestrales. Lo que hoy es claro es que ser una persona mayor es ser parte de un grupo que se exime de cualquier posibilidad de caracterización porque la norma es la diversidad. Delinear y definir cuando se es mayor, sea a título personal o colectivo, y con todos los estados funcionales (fisiológicos, cognitivos, sociales, de identidad sexual) se vuelve en una tarea que carece de una respuesta única. Envejecer y el devenir del tiempo es algo que desafía toda lógica. Un estudio del Pew Research Center de USA sobre 3.000 personas mostró que el 65% de los que llegan a los 60 años se sienten jóvenes a esa edad. Esto significa que las percepciones propias juegan un rol fundamental. Ese mismo estudio mostró que quienes tienen por debajo de 30 años, piensan que la vejez comienza a los 60, pero aquellos que estaban en la mediana edad señalaban el comienzo a los 70, por otro lado, los que andaban en los 65 o algo más consideraban el inicio de la vejez en los 74 años. En estas percepciones el género es algo que también influye. Las mujeres señalaron que una comienza a ponerse “vieja” a los 70, mientras ese número mágico en los hombres se ubicó en los 66 años.
En España un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas pregunto ¿A qué edad piensa Ud. que alguien es una persona mayor? Aquellos que tenían entre 20 y 29 respondieron a los 67 años. El comienzo más tardío lo expresaron aquellos que habían pasado los 80 años que respondieron que la vejez comenzaba a los 70. Es curioso también existen diferencias según el país en que hagamos esta pregunta. El estudio “Predicciones sobre la edad a lo largo de Europa” de 2011, mostro que en Turquía el comienzo de la vejez acontece a los 55 años, en España y Suecia a los 62 y para los griegos a los 68 años. Se me ocurrió hacerles esta misma pregunta a mis estudiantes de segundo año de la carrera de medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata, suelen ser mas de 300 alumnos por año, y en 2018 su respuesta fue a los 67 años.
La situación de la pandemia puso foco, corrió un velo sobre algo que ya existía y es la falta de atención y los estereotipos que rondan y afectan la vida de las personas mayores algo que, por otro lado, es lo mejor que nos podría ocurrir como personas y como país. La longevidad no solo es un triunfo personal sino una medida de desarrollo social para los países. El confinamiento que llevamos desde hace semanas nos obligó a un reencuentro con nosotros mismos. El encierro nos confronta con nuestras emociones más íntimas y personales. Debería permitirnos pensar en nuestro viejo o vieja que llevamos dentro y un futuro incierto ante una situación que escapa a nuestro control y que la mayoría de esas personas mayores de hoy nunca imaginaron. En esto no va solo un coronavirus, sino la incertidumbre sobre nuestros años finales y que hoy el espejo de la vida nos lo muestra de frente y brutalmente, aunque algunos no seamos personas mayores. Al menos por ahora.